Estos últimos años han sido especialmente duros para nuestra salud mental. Más casos de depresión, de estrés, de ansiedad y ahora que empezamos a salir de la crisis, nuestro objetivo ya no es solo mejorar nuestro inglés para encontrar un mejor empleo, también es sentirnos mejor con nosotros mismos y dejar ciertos hábitos que son realmente tóxicos para nuestra salud.
Por eso quizás este nuevo año te hayas planteado resolver todos esos problemas que llevas tiempo postergando, quizás porque no sabes cómo abordarlos o porque en el fondo no te sentías con fuerzas para manejarlos. Quizás navegando por internet has pensado que quizás someterte a hipnosis pueda ser la solución que estabas buscando, aunque sea para dejar de fumar por fin este año (por si está en tu lista de pendientes para 2017).
De hecho, la hipnosis ha dejado de ser un recurso de los ilusionistas, para convertirse en una herramienta especialmente útil para los terapeutas. Porque, al fin y al cabo, todo está basado en la ciencia y lejos de ser un truco de magia, tiene su explicación lógica. Teresa García, directora del Instituto Erickson Madrid, aclara que, durante el sueño, al igual que cuando estamos despiertos, existen momentos en los que prestamos toda nuestra atención y momentos en los que nos distraemos. Algo así como cuando cogemos el metro o conducimos de forma automática y, mientras, nuestra mente ha ido procesando por su cuenta pensamientos que no siempre se recuerdan. “Lo que ocurre durante esas distracciones es que la atención consciente y la inconsciente se han disociado. Esa experiencia que todos hemos tenido en algún momento es un proceso de autohipnosis natural”.
Si entendemos esta idea, entendemos cómo funciona el proceso real de hipnosis, “se produce una atención dividida: la parte de la atención consciente sabe y siente dónde está (en una silla o sofá) y la parte inconsciente está sumamente interesada en la experiencia que el terapeuta le está narrando”. La diferencia, según la experta, será que “los mensajes terapéuticos hipnóticos serán presentados con un objetivo y una intención, que previamente habrá sido acordado durante la parte psicoterapéutica, que precede la sesión de hipnosis propiamente dicha”.
Una herramienta dentro de la terapia
Las terapias de hipnosis son más comunes de lo que parece. Si el cine nos ha hecho relacionarlas con la resolución de complejos casos policiales, lo cierto es que la hipnosis puede servir para resolver problemas mucho más mundanos. Así, Teresa García expone que, en su consulta, se trata de un tratamiento que se ofrece para problemas como fobias, problemas de autoestima, estrés, depresión y sí, también para dejar de fumar . “Incluso es aplicable en casos como dolores crónicos, intervenciones quirúrgicas y cuidados paliativos”, y es que en lo que se refiere a dolores físicos, “es posible intervenir a nivel de percepción del dolor”.
Sin embargo, hay que entender que no se trata solo de sentarse y esperar a que nuestros problemas desaparezcan como por arte de magia, ya que en realidad la hipnosis es una herramienta que se usa dentro del proceso de psicoterapia. “La hipnosis por sí sola no resuelve nada o muy poco”, lo que logra que la persona tenga más recursos para resolver ella misma su problema es el conjunto de psicoterapia e hipnosis, “lo que ha venido a llamarse hipnopsicoterapia”, puntualiza García.
Concretamente, en la llamada hipnosis ericksoniana, que es la que realiza Teresa García, hay dos fases. “En la primera, se escucha al paciente ayudándole a definir lo que desea y qué opciones podría tener”. Durante la misma ya se utilizan técnicas de lenguaje, de sorpresa, de confusión, etc., “encaminadas a que el paciente sea capaz de deshacerse de las limitaciones o de los bucles de pensamiento en los que se ve atascado. Es lo que llamamos hipnosis conversacional”. La segunda parte de la sesión es una hipnosis propiamente dicha, durante la cual, el terapeuta le dará un resumen de todo aquello que se ha estado diciendo durante la primera parte”, insiste la experta. Lo que aporta esta terapia, frente a otras más convencionales, es “una mayor eficiencia”, puesto que durante la hipnosis se tiene un acceso más directo al subconsciente. “De este modo la persona puede integrar los cambios propuestos de modo más eficaz”, siempre teniendo en cuenta que se proponga hacerlo.
Falsos mitos
Por tanto, una de las principales ideas que tenemos que desechar es que en la hipnosis solo somos sujetos pasivos. A este respecto, la experta aclara que “la consciencia está dividida y se es consciente de lo que a uno le están diciendo cuando le están hipnotizando. También se puede ‘despertar’ cuando se desea y por lo tanto revelarse si algo de lo oído incomoda. No se está bajo el poder del hipnotizador, de hecho, si alguien decide que no se quiere dejar hipnotizar, no se le puede hipnotizar”.
Igualmente, muchos de los falsos mitos de la hipnosis giran en torno a la llamada “regresión”, es decir, intentar acceder a recuerdos a través de la hipnosis. Sobre este concepto, Teresa García incide en que “la hipnosis regresiva no es como una película de nuestro pasado. Son más bien retazos, imágenes, emociones, sonidos u olores… algo así como un sueño”. Pero sobre todo, hay que tener en cuenta que “no todo lo que se recuerda durante una regresión realmente ha ocurrido”. Algo que ya nos dejó claro Alejandro Amenábar en la película Regresión. A veces se puede influenciar esos recuerdos, y que sea nuestra propia mente la que nos esté jugando una mala pasada.
La necesidad de resultados sin esfuerzos
Parece claro que uno de los problemas que se puede encontrar un psicoterapeuta experto en hipnosis, y casi cualquier otro, es que el paciente espere resultados rápidos y sin esfuerzos. Algo así como la viagra de la felicidad. Pero para el crecimiento personal no existe pastilla que valga. Todo depende, como siempre, de nuestro propio esfuerzo y convencimiento, aunque nos busquemos ayudas como la hipnosis por el camino.
A este respecto, la psicóloga Raquel García Romeral, declara que “todavía llegan personas que acuden a consulta esperando que un experto les aporte soluciones mágicas o recetas milagrosas, en esos casos, puede que esa forma de afrontamiento esté constituyendo parte del problema que vienen a resolver y, en esos casos, será un primer punto de partida en el que incidir”. Sin embargo, sí que puntualiza que “no hay que olvidar que es un acto de valentía acudir a un psicólogo, para mirar de frente lo que nos preocupa y elegir actuar. Cada vez son más las personas que acuden a la consulta con la premisa de que todo proceso conllevará tiempo y esfuerzo personal”.
Por lo tanto, antes de abordar cualquier tipo de terapia hay que entender que, “los psicólogos, como otros profesionales en otros campos de intervención, requerimos del papel activo de la persona que nos consulta, para que sea el agente de todo cambio que se produzca, así como el protagonista de su proceso”, como argumenta Romeral.
Y es que, sea a través de la hipnosis o a través de la psicoterapia tradicional, el papel del psicólogo no es sino el de un guía. Según la psicóloga, “se pueden dar ideas sobre el mapa, proponer practicar sobre el terreno y sugerir herramientas como la brújula, pero será el consultante, con sus pasos, el que recorra cada camino”. Como conclusión, a la pregunta de si hay casos para los que la hipnosis será más o menos adecuada, la terapeuta recuerda que “probablemente no encontremos técnicas que sirvan siempre para todo o para todos, y precisamente el arte de la psicoterapia radica en adaptarse a la persona, pareja o familia que acuda a consulta”.
(FUENTE: smoda.elpais.com)
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