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viernes, 22 de abril de 2011

Los malos recuerdos se pueden borrar



Las vivencias aterradoras que causan daño psicológico y pesadillas en quienes las experimentan, podrían modificarse antes de que se asienten en la memoria.

Según una innovadora psicoterapia, denominada “extinción”, basada en técnicas de condicionamiento.

El Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), que se calcula que sufre en algún momento de su vida una de cada diez personas en el mundo, es una enfermedad conocida desde la antigüedad, pero a la cual se le ha dado nombre y aplicado tratamiento hace tan sólo tres décadas.

Consiste en una serie de secuelas y trastornos psicológicos y psiquiátricos, a veces de profundo calado y efectos permanentes, que desencadenan los hechos de violencia, tanto en las víctimas directamente afectadas como en sus familiares o entorno más próximo, además de los daños físicos frecuentemente irreparables.

El TEP “de origen humano” puede deberse a las guerras, a los atentados terroristas, que además de muertos dejan un reguero de heridos y amputados, refugiados, pobreza y devastación, así como a otras expresiones de violencia individual muy extendida: como los maltratos domésticos y la violencia sexual.

Otra gran causa humana de TEP son los accidentes graves de tráfico o laborales.

La memoria se puede modificar

Cuando un recuerdo se rememora, se abre una ventana temporal en la que es posible alterarlo. De ese modo, al reactivar un miedo, también es posible hacerlo desaparecer mediante una sencilla técnica de condicionamiento. Al menos es lo que ensayado con éxito un grupo de científicos de Estados Unidos, que al parecer han sentado las bases de una nueva psicoterapia.

“Antes de que los recuerdos sean almacenados, hay un período en el cual son susceptibles de ser trastocados”, ha señalado la doctora Elizabeth Phelps de la Universidad de Nueva York. Estos investigadores estadounidenses han hallado un método para bloquear los recuerdos aterradores sin recurrir a medicamentos, abriendo la posibilidad de desarrollar nuevas formas de tratar el TEP. Han descubierto que, al reactivar la memoria en una persona mostrándole objetos que estimulan en ella un recuerdo aterrador, se abre una ventana de tiempo específica en la cual el recuerdo puede ser “editado” antes de almacenarlo nuevamente.

La denominada “ventana temporal de susceptibilidad” se genera habitualmente entre diez minutos después de que se ha vuelto a exponer al objeto que evoca la experiencia aterradora y seis horas después, cuando el recuerdo vuelve a almacenarse en la mente. En lo que se conoce como “condicionamiento clásico de miedo “. El entrenamiento que utilizaron se denomina “de extinción”. Según los expertos, las respuestas emocionales al miedo pueden disiparse en un proceso llamado extinción, siempre que la persona experimente el mismo suceso aterrador en un ambiente seguro. “Cuando ocurre esa extinción, el recuerdo de miedo queda solamente suprimido” explica la doctora Phelps. Para Phelps y su equipo este hallazgo abre la posibilidad de crear nuevos métodos de entrenamiento para ayudar a las personas a superar recuerdos difíciles o traumáticos.

(FUENTE: vanguardia.com.mx)

viernes, 15 de abril de 2011

Identifican el área cerebral que nos hace sentir vergüenza



El experimento, realizado entre pacientes de enfermedades neurodegenerativas, se ha hecho público en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebra en Hawaii. El trabajo podría ayudar en el diagnóstico precoz de personas con ciertas enfermermedades neurodegenerativas.

En el estudio participaron 79 personas, la mayoría con enfermedades neurodegenerativas, a las que los investigadores pidieron que cantaran la canción 'My girl' del grupo 'Temptations' mientras se les tomaban medidas de sus signos vitales y sus expresiones eran grabadas mediante vídeo-cámara.

Las canciones fueron grabadas y después los investigadores hicieron que los participantes las escucharan pero sin música. Los autores evaluaron lo avergonzados que se sentían los participantes basándose en las expresiones faciales y marcadores fisiológicos como la sudoración y la tasa cardiaca.

Después, todas estas personas pasaron por imágenes de resonancia magnética, con las que se construyeron mapas muy exactos de su cerebro. Los investigadores utilizaron estos mapas para medir el volumen de las diferentes regiones del cerebro y consideraron si los tamaños de estas regiones podían predecir la verg~enza que sentían los participantes.

Descubrieron que las personas que tenían una neurodegeneración significativa en la corteza cingulada anterior pregenual eran menos propensos a sentir verg~enza. De hecho, a mayor deterioro del tejido de esta parte del cerebro, menor era la verg~enza que las personas sentían al escuchar su canción.

El mismo grupo de personas fue también sometido a una prueba simple de reactividad emocional en la que se sentaban hasta que un sonido alto de un disparo retumbaba en la habitación.

"Saltaban y estaban asustados, así que no es que no tuvieran reacciones emocionales. Pero los pacientes con pérdidas en esta región cerebral parecían perder estas emociones sociales más complicadas. Las emociones como la verg~enza son particularmente vulnerables en las enfermedades neurodegenerativas que se dirigen a los lóbulos frontales", explica Virginia Sturm, responsable del estudio.

Aunque los cambios en el pensamiento y la memoria son fáciles de identificar por los miembros de la familia y los médicos, los cambios en la conducta emocional y social pueden ser más sutiles y pasar desapercibidos.

Según los investigadores, un mejor conocimiento de la base neural de las emociones sociales como la vergüenza podría también ayudar a familiares y cuidadores a comprender mejor los cambios de conducta más graves en sus seres queridos.

(FUENTE: larazon.es)
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